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Portadas para un rescate

El pasado 8 de junio nos despertábamos con la noticia que nadie quería escuchar: España sería rescatada. Sin embargo, el Gobierno español se ha negado a llamarlo de esta forma, tirando de eufemismos económicos de difícil comprensión por el lego. Mucho se ha hablado y especulado desde entonces, desde la negativa gubernamental a llamar a este rescate por su nombre hasta los supuestos heraldos del apocalipsis económico occidental, pasando por grupos de opinión a favor y en contra que parecen haber entrado en éxtasis con esta noticia. 

No pretendemos desde aquí ser más papistas que los grandes gurús económicos que tan bien supieron predecir esta situación y tan bien están analizando la situación actualmente, proponiendo medidas que a los ignorantes comunes nos parecen actuaciones similares a apagar fuegos con gasolina. Pero creo que sí es de justicia analizar la avalancha de informaciones que nos llegan diariamente, de forma que podamos tener una visión de conjunto de por qué parece que la prensa (y, en consecuencia, los ciudadanos que se informan a través de ella) sufre bien de bipolaridad, bien de algún tipo de sicopatía.

En El Tipómero de Uniradio del pasado 15 de junio realizamos el análisis de estas portadas (escuchar aquí) Nos centramos en las portadas de los diarios nacionales e internacionales más comentadas y significativas, clasificándolas en distintos grupos, según el hipotético estado de ánimo, tantos como la actitud de los lectores a esta crisis. Seguro que todos conocemos a alguien capaz de encajar en alguna de las clasificaciones.

Portadas optimistas

Portadas triunfalistas
 

Portadas derrotistas
 

ara.cat: "España se hunde, Rajoy se esconde"

Portadas evidentes 
(que no se han roto la cabeza con el titular)
 

 

 

Portadas internacionales
(que critican la actitud del gobierno)
 


Frankfurter Allegmeine: "El siguiente, por favor: España"
The Guardian: "El primer ministro español aclama el rescate como una victoria"
Financial Times: "Rajoy aclama el rescate como una victoria"
 Time World: "Tú dices tomate, yo digo rescate: cómo España estuvo de acuerdo en ser rescatada"

Portadas internacionales analíticas

New York Times: "España acepta el rescate europeo para los bancos enfermos. Ofrecidos 125 millones $. Bajo presión, un movimiento para aliviar miedos antes de las elecciones griegas"
 Washington Post: "Los bancos españoles solicitan el rescate. Madrid cede a la presión exterior"
The Times: Sin titular, con foto de hinchas españoles de fútbol. Destacado: "El retraso al pedir ayuda empeora el problema"

Portadas de prensa latinoamericana
(Apenas le dan cobertura en portada)
 

Clarín: "Europa sale al rescate de España con US$125 mil millones"
La Nación: "España vivió su día más negro"
El Universal: "Rescata UE a España: le otorgará 100 mmde"

Portadas de revistas económicas que lo veían venir
BLOOMBERG BUSINESSWEEK: “Para aliviar la eurocrisis GOLPEE LA CABEZA AQUÍ” Instrucciones: 1º ponga la revista en una superficie dura 2º Golpee la cabeza 3º Repita lo que sea necesario 4º Si el dolor persiste, vaya a la página 9
THE ECONOMIST: “¿Podemos encender las máquinas ahora, Mrs Merkel?

Como colofón, el mismo día que nos enteramos del crédito tan ventajoso a los bancos españoles, de los que los ciudadanos somos responsables subsidiarios, nos encontramos en el diario Lanza de Ciudad Real el siguiente Lorem Ipsum, ejemplo de por qué hay que repasar o, en su defecto, es mejor poner asteriscos para llamar la atención del corrector:

¿Alguien mencionó algo sobre la crisis del periodismo?

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Blogs, medios y mucho más

Lo mejor de asistir a congresos, jornadas o charlas de periodismo no es sólo reencontrarte con conocidos (los que lo hagan), ver caras conocidas de la profesión o conocer a gente nueva, con proyectos innovadores y vibrantes. No, lo mejor es ser testigo de una constante ebullición de ideas, opiniones, confrontaciones y discusiones, de las que pueden salir las líneas maestras del futuro de la profesión periodística.

Algo así vislumbré en las IX Jornadas de Blogs y Medios de Granada durante los días 10 y 11 de mayo, en las que un grupo heterogéneo de periodistas enamorados de la profesión debatieron y aportaron novedades y soluciones al momento actual. Para mí fue bastante emocionante, tras la sorpresa de la autocrítica en La Rábida y el colorín triunfalista  con pajaritos de Huesca, escuchar alternativas y soluciones a la crisis de los medios de comunicación.

Julio Alonso y Juan Freire abrieron la veda de las charlas, con un combate dialéctico y extremadamente dinámico sobre la creación y distribución del conocimiento a través de la red sin el control de los medios (esto tiene que ver con la controvertida declaración que realizaría posteriormente Montserrat Domínguez). La conclusión más destacada es que la comunicación no es una profesión por sí misma, sino una función interdisciplinar que afecta a todas las profesiones.

A Julio Alonso, conocido entre otras cosas por ser el creador y fundador de Weblogs SL, como pionero en empresas on line era evidente preguntarle sobre la saturación de medios en internet y su capacidad de supervivencia.
 

Ricardo Galli, creador de Menéame, junto con Montserrat Domínguez, la flamante nueva directora de la versión en español del Huffington Post, hablaron de periodismo colectivo o de multitudes. No voy a entrar en la polémica generada por las declaraciones de Montserrat al decir que el HuffPost no pagará a los blogueros que colaboren en él (ni críticos ni irónicos), ya que prefería aprovechar la oportunidad para entrar en otro tipo de polémicas relacionadas con  dobles raseros.

Me pareció interesante preguntarle a Ricardo Galli sobre la hipotética competencia de Menéame con otro tipo de redes sociales más masivas y su relación con los medios actuales. Parece que no quiso mojarse en este tema, aunque sí se extendió cuando le pregunté sobre su criatura. Quizá son cosas mías, pero interpreté algo parecido al fin de Menéame. El tiempo lo dirá.


Aproveché que podía preguntarle a Montserrat Domínguez, como la persona más cercana al consejero delegado de PRISA que tenía a mano, sobre las recientes declaraciones de Juan Luis Cebrián, en las que parece excusarse de que el papel vaya a desaparecer. Fue Sindo Lafuente el que en Huesca afirmó que “antes éramos una redacción que copiaba noticias en la web. Ahora somos una redacción digital que saca un periódico en papel a la calle”. Es decir, abaratamiento de costes tecnológicos y de gestión mientras sigue habiendo despidos y pluses a altos directivos. Siento que la respuesta no se escuche bien (mi cámara no da más de sí), pero merece la pena intentar oírla.


Ya que estaba, y considerándose ella misma como “no nativa digital”, es decir, “periodista de las de antes”, no quise desaprovechar la oportunidad para consultarle a Montserrat Domínguez su opinión sobre las reticencias de los periodistas a realizar otras tareas que tradicionalmente no habían realizado. Es decir, lo que defiendo desde que empecé en todo esto: que el futuro de la profesión periodística está en la polivalencia. La verdad es que me sorprendió agradablemente su respuesta.


José Cervera fue el encargado de moderar una divertidísima mesa en la que José A. Pérez, guionista y creador del blog Mi mesa cojea, y Guillermo López, autor de La página definitiva, hablaron de la trayectoria de las series de ficción y la política desde un punto de vista bastante humorístico. Tanto que, entre tantas risas, encontramos perlas como "El periodismo se morirá mientras haya periodistas diciendo todo el día que el periodismo se muere", "Cuando gobierna el PP parece que a Televisión Española le ponen un filtro de Instagram" o "Ves andar a Obama, y mola. Ves andar a Rajoy, y da como cosica"

José A. Pérez, creador de Mi mesa cojea y guionista de Ciudad K o Escépticos, entre otros, era la persona adecuada para preguntarle sobre el humor y la política, y la importancia de la falta de pensamiento crítico. Que además interrumpa una mujer estupenda en medio de la entrevista para pedir fuego, sólo puede pasar con él.



Hay personas con las que da gusto charlar y escuchar sus respuestas. José Cervera “Retiario”, personalmente, me parece una de ellas. Con una trayectoria profesional heterogénea, ha ido a recalar en esto del periodismo tras ejercer de biólogo, y actualmente, en mi opinión, es una de las mentes que tienen más claro por dónde van los tiros del periodismo actual. Aprovechando que le tenía a mano, pude preguntarle sobre varios temas distintos, como la relación entre medios y tecnología, entre ahorro de costes y crisis laboral, y la proliferación de pequeños medios que sí adaptan su modelo de negocio a la situación actual.
 

Por último, Virginia P. Alonso, directora adjunta de 20minutos.es, participó en la mesa en la que se habló de nanomedios e hiperlocales. Coincidí con ella en el congreso de La Rábida, aquél donde hubo tanta autocrítica y donde se habló con tanto miedo del mal llamado “periodismo ciudadano”, y en el que ella afirmó que "los periodistas nos creemos el centro del mundo y a la gente lo que le interesa es la información", comentario que ha ocupado no pocas discusiones desde entonces. De éste y otros temas charlamos entre ruido de motos sin silenciador.


En conclusión, me han sorprendido de forma positiva estas XI Jornadas de Blogs y Medios donde se ha hablado del futuro del periodismo sin complejos y la palabra “crisis” se ha usado como sinónimo de oportunidad y no de fatalismo. El entorno del patio de la sede de la Asociación de la Prensa de Granada no puede ser más agradable y, salvo obras en la ciudad, cortes de tráfico en el centro o la imposibilidad de desplazarse de otra forma que no sea andando, algo por otro lado secundario en Granada, la organización ha sido fantástica.

Para el recuerdo quedan unas flash-talks o charlas rápidas, donde en diez minutos se presentaron proyectos con preguntas, unos blogs&beers sin tapa y, sobre todo, charlas con compañeros de profesión a los que les va mejor o peor, pero que siguen intentando abrirse camino por sus propios medios, y tienen la suficiente humildad y apertura de mente como para asistir a este tipo de eventos.


Que el futuro es incierto ya lo decía Jim Morrison hace 40 años, pero al menos él tenía la excusa de los empachos de LSD. En estas jornadas ha quedado claro que en la actualidad lo que está en entredicho es la supervivencia de los medios de comunicación, no del periodismo, que es independiente del soporte: las historias se cuentan con rigor, honestidad, humildad, veracidad, etc, y da igual que la noticia se lea en un iPad, en un Smartphone o en papel reciclado.

Me quedo como conclusión con una frase de @retiario: "Si no tienes un producto que la gente quiera leer, por muy buen modelo de negocio que tengas, fracasarás"

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¿Por qué 'Casablanca' es un clásico?


A veces, el cine nos regala películas irrepetibles, clásicos instantáneos con escenas, diálogos y situaciones que se asientan en la memoria colectiva y condicionan la evolución de la sociedad. El séptimo arte es algo único en la historia de la expresión artística.

En esta entrada analizaré un clásico desde un punto de vista muy personal, cuyas imágenes ya son parte de nuestro acervo cultural, con motivo del 70 aniversario de 'Casablanca'. Doy por hecho que ha visto la película (en caso contrario, no siga leyendo y consígala inmediatamente), conoce el argumento y recuerda las escenas y las frases.

¿Qué tiene esta película que no tengan otras para conservarse en la memoria colectiva?

Lo primero la historia: el amor. Pero no el amor apasionado, el amor loco, el amor romántico o el amor maduro. El argumento va más allá, nos muestra lo que no queremos admitir: el amor es una mierda.

El rol de los personajes es atemporal, los identificamos en nuestro día a día. Son esos seres marginales malditos por amor, unos por exceso, otros por defecto, que no disfrutan las mieles de esta sensación sino que son víctimas de su propia desazón. Sin embargo, en esta película los personajes principales son planos durante todo el metraje, simples protagonistas de un drama que ellos mismos han provocado. Sólo se desmarcan un poco con sus frases, que pesan más que sus actos. De eso hablaremos luego.

En el aspecto narrativo, la película funciona por sus tres personajes secundarios, que son mucho más interesantes que los protagonistas, a pesar de ser tan estereotipados.

Tenemos al militar francés Renault: cínico, arribista, bebedor, jugador y sinceramente infiel, que vendería a su madre por dinero (de hecho, seguramente lo hizo). Un canalla encantador que sirve a los nazis por interés, no tiene ideología, nunca responde directamente y sólo tiene un acto sensible al final de la película, permitiendo que Bergman huya con su Lazslo de su alma.


Tenemos a un Sam que recuerda a los patriarcas negros que sirven en las casas de los potentados americanos (Sam, Tom, Pork, Mammy... Curiosos los nombres de los personajes de color). Es el amigo fiel, el correcto, el que no quiere molestar, el intermediario de Ilsa, la voz de la conciencia de Rick, al que acompaña al culo del mundo para huir de sí mismo. Sentimos que es impotente ante la desgracia de sus amigos porque no puede hacer nada más que caer al abismo con ellos.


Tenemos a un Lazslo idealista, luchador, voluntarioso y completamente idiota, que ofrece su vida por unos ideales y una causa que ni él mismo entiende pero sabe que es la correcta. Admite que le roben a la chica sin pestañear, y no sucumbe a los sentimientos de venganza. Su lucha es más importante y está por encima de sus motivaciones personales, cómo va a distraerle que su mujer sienta mariposas por una antigua pareja. Dan ganas de levantarse del asiento y zarandearle para que reaccione.


Me voy a detener poco en los personajes principales porque, como ya he dicho, son muy planos. Bogart es Rick, autoexiliado de su propia vida, gerente de su local, tan de vuelta de todo, tan ocurrente, tan cínico y desencantado con la vida, que siempre tiene una frase ingeniosa para quitarle hierro a las situaciones. Pero Rick es sólo eso: palabras sarcásticas. Es un personaje amargado que no quiere ser feliz. En sus actos responde siempre a los tópicos: se emborracha cuando ve al amor se su vida casada con otro, se resigna cuando los nazis le saquean el local, le niega a su amigo Sam el beneficio de la duda.

Otro tanto pasa con Bergman. El personaje Ilsa se tiene a sí misma como especial, distinta, incomprendida y superviviente en un mundo de locos. Pero eso sí, siempre tiene a un hombre al lado que le saque las castañas del fuego: si no es Rick en París, es Lazslo en Casablanca, o bien le exige a Sam que toque de nuevo la canción (para fastidiar a Rick, no por otra cosa). Es tan etérea, tan por encima del bien y el mal, tan distante de la realidad que lo deja todo por un amor mal entendido. Lo hace en París y lo haría en Casablanca si Rick no tuviera un breve momento de lucidez y viera que, en realidad, no es la mujer que le conviene.


Sobre el argumento, hay que recordar que la obra viene de una pieza teatral, lo cual ya es una ventaja en la historia ya que tiene una base argumental sólida. Sin embargo, en el guión llegaron a trabajar hasta 5 guionistas consolidados. Si a eso le añadimos que la censura estadounidense (amplificada por la Segunda Guerra Mundial) vigilaba la reputación de los personajes para que no fueran excesivamente canallas, resultó en que el guión estuvo en constante cambio durante el rodaje. Eso es muy malo cuando se trata de diferencias estéticas. Pero es muy bueno cuando las diferencias son argumentales, y más si los que entran en discordia son también genios como los Epstein o Koch.

El director de 'Casablanca', Michael Curtiz, era un profesional del cine, no un autor. Para entendernos, cumplía con su cometido con efectividad y disciplina, a pesar de su pésimo inglés en el momento del rodaje. Era un “currante” del cine, no una estrella, y lo demostró en Europa y Estados Unidos durante 50 años. En esta película se mojó, y discutió con Koch sobre la conveniencia del flashback de París entre muchas otras cosas. Lo que demuestra lo poco atado que estaba el guión durante el rodaje y sí a la producción.


¿Pero eso hace de Casablanca un clásico?

Necesario pero no suficiente. Hace falta mucho más.

Para empezar el concepto inicial: el amor es un mierda. Y se demuestra constantemente en todo el argumento. Por mucho glamour, frases míticas, personajes estereotipados y tramas secundarias, el amor de mierda es lo que mueve las escasas acciones de los personajes principales, peones impotentes ante las circunstancias que saben que su relación no tiene futuro.

Por otro lado, y fundamental, la estética. Se ve en las escenas principales. Los personajes buenos son blancos, van de blanco, tienen pensamientos blancos... Si hasta el piano de Sam parece blanco (es negro, y es una pianola). Los malos visten de negro, los nazis, las pistolas, los guantes, los documentos... Hasta que llegamos al clímax de la película al final y todo es gris, gris claro: la niebla, la gabardina de Rick, el sombrero de Ilsa, el coche, el avión...



Sólo el flashback de París tiene algo de luz, colorido y variedad. Ya lo dice Rick recordando aquellos días: “Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul”. Sólo vemos a Rick feliz en París. En el resto de las escenas se mezclan los contrastes, pero siempre marcando las diferencias: Rick enfadado va de negro, Ilsa acongojada de marrón, Lazslo... siempre de blanco.


El mismo nombre de la película: Casablanca. No hubiera funcionado igual si hubiera sido El Cairo, Eritrea o Zimbaue. Tiene ritmo, es exótico y cercano (palabras hispanas en el continente africano), se identifica rápidamente sin ubicarlo en ningún país. Poca gente sabe que este nombre provocó un conflicto de intereses en la época. Groucho Marx, en sus memorias, explica que la Warner le invitó a cambiar el nombre de la nueva (y última) película de los Hermanos Marx, 'Una noche en Casablanca'. Más información en 'Groucho y yo'.

La parte técnica: luz dura muy directa en los planos muy cortos, movimientos de cámara casi inexistentes y muy medidos, diálogos con plano-contraplano constante, filtros difusores para dar sensación de irrealidad, ritmo cadencioso intercalado por planos acelerados y zooms rápidos y directos, saltos de plano, de general a detalle, sin importancia para el raccord... Todo para expresar con imágenes unos valores y sentimientos a los que el guión no llega y que hay que agradecer a Curtiz.



La música: empleada de fondo en su justa medida, sin molestar, sólo aumentada un segundo tras las revelaciones del diálogo. "As time goes by", una canción empleada en un musical de Broadway y adaptada para la película. Tan maravillosa y simple en su melodía (la misma secuencia de 6 notas en tres tonos y una resolución corta, como si fuera el "Satsfaction" de los Rolling Stones, versión años 40) como lo sería el "Moon River" de "Desayuno con diamantes" años después.

Las frases: lo más destacable de la película. Además de las manoseadas “Siempre nos quedará París” y “Tócala una vez Sam, en recuerdo de los viejos tiempos” (no confundir con “Tócala otra vez, Sam”, que es el nombre original de "Sueños de un seductor" de Woody Allen) tenemos perlas de sarcasmo, cinismo y resignación como:
- De todos los bares en todos los pueblos del mundo, ella entra en el mío
- Detengan a los sospechosos de siempre.
- Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul – Sí, he guardado ese vestido. Cuando se marchen los alemanes volveré a lucirlo.
- ¿Cuánto duró lo nuestro, cariño?
- Si ese avión despega y no estás en el él lo lamentarás. Tal vez no ahora, tal vez no mañana, pero más tarde, toda la vida...


Pero, ¿eso hace de Casablanca un clásico?

Cientos de películas cumplen todos estos requisitos, y no están en la memoria colectiva como ella. Las imágenes de Bogart, Bergman, Sam, están en nuestra retina y los identificamos inmediatamente con Casablanca. Nos encanta el pícaro Renault, nos reímos del idealista Lazslo, odiamos a los arrogantes nazis, nos identificamos con el amor imposible e inacabado de Rick e Ilsa.

No es suficiente.

Casablanca debería haber sido un fracaso desde el principio, nunca debió rodarse. La obra teatral en la que se inspiró nunca se escenificó, los guionistas nunca estuvieron de acuerdo entre sí, los candidatos a actores protagonistas se sucedían porque nadie quería trabajar con esa actriz sueca desconocida llamada Ingrid Bergman (Bogart fue el séptimo candidato al papel, supongo que a la desesperada, porque ella era 20cm más alta que él)), los directores atados al estudio se sustituyeron hasta el último momento, la película propagandística que debía ser se convirtió en una sucesión de tópicos que nunca gustaron a los hermanos Warner, los actores se aborrecían entre sí, el final se decidió en el último momento, la censura visitaba diariamente el plató y rechazaba sistemáticamente casi todo el argumento... Todos deseaban terminar cuanto antes.

Pero es justo cuando se dan esas circunstancias desfavorables, cuando todo indica que lo mejor es dejarlo y dedicarse a hacer otra cosa, cuando aparece la magia del cine, une todos esos elementos y se manifiesta.

Y convierte una película barata, sin consistencia, vendida, llena de tópicos, con protagonistas planos e inexpresivos, llena de clichés y errores argumentales y técnicos, en un clásico.

Y así, as time go by, el tiempo pasa y resulta que una película más de la maquinaria propagandística del Hollywood de los años 40, pasa de ser una obra correcta a ser alabada por la crítica y el público, a exhibirse periódicamente en cine y televisión, a ser calificada por el American Film Institute como la mejor película estadounidense de todos los tiempos.


¿Este fenómeno es repetible? Rotundamente no.

La prueba empírica la realizó entre noviembre y diciembre de 1982 el escritor y periodista independiente Chuck Ross. Escribió el mismo guión de Casablanca pero regresando al título original "Todos vienen al Café de Rick", cambiando el nombre del pianista Sam a Dooley (Dooley Wilson fue el actor que interpreta este personaje en el filme. Por cierto, era baterista, no pianista).

Lo envió a 217 agencias haciéndolo pasar como el guión de un escritor desconocido. 97 agencias lo devolvieron sin haberlo leído, 7 nunca lo leyeron y 18 copias se devolvieron como perdidas en el correo.

De las 85 agencias que lo leyeron, 38 lo descalificaron, 33 lo reconocieron en términos generales (de las cuales 8 no se dieron cuenta que era exactamente Casablanca), 3 lo declararon como económicamente viable y sólo una sugirió enviarlo a otra agencia para su transformación en una novela.



Otras curiosidades de Casablanca:
Se grabaron cuatro frases para el final de la película:
- “Louis, comienzo a ver una razón para su repentino ataque de patriotismo: mientras defiende a su país, usted también protege su inversión”
- “Si muere como un héroe, que el cielo proteja a los ángeles”
- “Louis, debí haber sabido que usted mezclaría su patriotismo con sus intereses”
- “Louis, pienso que éste es el comienzo de una hermosa amistad”, la elegida finalmente

La producción comenzó el 25 de mayo de 1942 y finalizó el 3 de agosto del mismo año. Hasta dos meses después no se decidió cómo finalizaría la película. Los finales alternativos incluyeron el noviazgo de Ilsa con Rick (se consideraba poco apropiado que una mujer deje a su marido), con Rick asesinado al igual que Ilsa, y Víctor escapándose (demasiado fuerte); y asesinando a Víctor (políticamente inviable)


Una serie de TV basada en Casablanca apareció en el canal norteamericano ABC en septiembre de 1955, con Charles McGraw en el papel de Rick. Sin embargo, fue suspendida después de una temporada. Una segunda serie se filmo en 1983, con David Soul (el rubio de Starsky & Hutch) como Rick y Ray Liotta como Sasha, el camarero, pero esta también fue cancelada… sólo tres semanas después.

El austríaco Paul Henreid rechazó en principio el papel de Víctor Lazlo, pero después de iniciarse la guerra, los Estados Unidos comenzaron a deportar a muchos extranjeros, sin importar su ideología. Henreid, un conocido opositor al nazismo, aprovechó finalmente el contrato de la Warner para salvar su vida.

Más información

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Dios los cría


Los tiranos o dictadores, autoproclamados líderes de regímenes totalitarios, suelen ser personajes inquietantes, personalidades que uno no acierta a descubrir cómo son capaces de tener seguidores que incluso darían su vida por ellos. Supongo que será cuestión de estar en el lugar indicado, en el momento justo, tener la ideología adecuada y proponer las medidas presuntamente valientes que nadie se atreve a aplicar.

Históricamente, el ser humano ha necesitado de estos líderes, la inmensa mayoría afectados por desórdenes psíquicos . En el magnífico libro del psiquiatra Juan Antonio Vallejo Nágera, ‘Locos egregios’, podemos encontrar un análisis psiquiátrico profundo de numerosos personajes históricos, múltiples desórdenes de la personalidad que seguramente les hicieron ser como fueron y hacer las cosas que hicieron. Desde Abderramán III hasta Hitler, pasando por Juana la Loca o Maquiavelo, el autor repasa las posibles dolencias de estos personajes, entre los que se encuentra, cómo no, las obsesiones amorosas. Es un libro que recomiendo, así como ‘Grandes polvos de la historia’, de José Ignacio de Arana, también médico, ya que en sus análisis objetivos podemos descubrir que las obsesiones amorosas no pertenecen sólo al pueblo llano, y que los líderes y las grandes personalidades también sucumben a sus terribles garras.

Los amantes de Teruel. Tonto ella y tonto él
Podemos encontrar ejemplos variados en personalidades cercanas, incluso con inteligencia superior a la media. El famoso premio Nóbel de química en 1905 Adolf von Baeyer, descubridor de los barbitúricos, dio el nombre a su descubrimiento en honor a su fogosa novia Bárbara. El matemático Kurt Gödel dio la vuelta a las matemáticas en 1930 al presentar su teorema de incompletitud, un mazazo en esta disciplina ya que limita las posibilidades de las matemáticas para comprender el “todo”. En palabras llanas, no todas las matemáticas son computables. Lo curioso de este personaje, como bien se revela en el magnífico e interesante libro de Jorge Volpi “En busca de Klingsor”, es que sufría continuos ataques nerviosos, no por su sabiduría e inteligencia, sino por la inseguridad que le provocaba su mujer, Adele, de la que se decía que era “vulgar e inculta” y había sido prostituta. Sin embargo, su matrimonio duró 40 años.
Gödel y Adele
Más conocido es el matrimonio entre el genial dramaturgo, ganador del Pulitzer, Arthur Miller y la actriz Marilyn Monroe. El contrapunto entre la seriedad y la genialidad de él, contrastaba con la supuesta frivolidad de ella. Otros ejemplos de extraños emparejamientos y amores no correspondidos son los del magnate Aristóteles Onassiss y la ex primera dama norteamericana Jacqueline Kennedy Bouvier, los científicos Albert Einstein y Marie Curie (no confirmado) o ésta última con el físico Paul Langevin (sí confirmado), la actriz Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Monaco, Cristobal Colón e Isabel la Católica, o el de las actrices Greta Garbo y Marlene Dietrich durante su juventud en un rodaje en 1925, romance que marcaría a la primera durante el resto de su vida y del que la segunda se reiría constantemente jugando ambiguamente con él en sus declaraciones.
Los protagonistas de un extraño triángulo amoroso
Retomando el origen de esta entrada, resulta sorprendente comprobar que ni siquiera los personajes más crueles de nuestro tiempo se escapen al embrujo de la obsesión por el amor. El dictador norcoreano Kim Jong-il secuestraba modelos de Corea del Sur y Japón para su uso y disfrute. Los soldados libios encontraron sorprendidos en el palacio del ex dictador Muamar el Gadafi un álbum de fotos donde expresaba su amor por Condoleeza Rice, Secretaria de Estado durante el mandato de George Bush Jr, a la que llamaba su “querida mujer africana negra” y dedicaba poemas de amor imposible. Puede que este amor platónico surgiera a raíz de la cena privada que mantuvieron ambos en Trípoli en 2008, en el que el tirano agasajó a su invitada con regalos que iban desde diamantes hasta un laúd.
"Ay, Condoleeza, mi reina mora..."
Ni siquiera el hombre más buscado de los últimos años se escapaba al amor pasional. Según la sudanesa Kola Boof, que fue su criada en los noventa, a pesar de sus 25 hijos con 5 esposas, Bin Laden no podía evitar profesar un amor platónico por la cantante Whitney Houston, con fantasías que incluían asesinar a su marido Bobby Brown, raptarla, casarse con ella y regalarle una de sus mansiones en Jartum, Sudán. “Con lo bella que es, su maravillosa sonrisa y lo verdaderamente islámica que es, tiene el cerebro lavado por la cultura norteamericana y por su marido”, decía.


Ya lo ven. Resulta que todos somos susceptibles de que se nos infeste el cerebro con oxitocina y sucumbamos a las pasiones más bajas de eso que se suele llamar ‘amor’. Ni siquiera las personalidades más crueles o superficiales se pueden escapar. ¿Cómo lo vamos a hacer los demás?