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Cuestión de confianza


Sucede que las inversiones en bolsa tienen poco de matemático. Si fuera así, sería cuestión de sumar dos y dos y, si el resultado fuera cuatro o más, las inversiones tendrían claras ganadoras.

No es cuestión de matemáticas, sino de confianza. Los resultados de las operaciones empresariales, unidas al criterio moral del momento, provocan una ambigüedad en la predicción de resultados futuros (y hablamos de días, ni siquiera de meses) que hace que la bolsa sea un “juego”, una casa de apuestas institucionalizada.

Pero, como todo en esta vida, también es cuestión de matemáticas. De algo han de vivir los economistas.

Hay criterios, modelos, comportamientos, reglas y leyes que limitan la ambigüedad del comportamiento de los datos económicos. Un economista de andar por casa te puede hablar de todas esas reglas y datos; un analista financiero puede incluso ofrecer alguna predicción a corto plazo con la bola de cristal del análisis de modelos; incluso un auditor, con conocimiento interno de las tripas del sistema, decisiones incluidas, puede exponer las posibilidades objetivas de rentabilidad del sistema.

Por la tendencia humana a calificar y catalogar todo lo que nos rodea, existe otra alternativa, que juega también con la tendencia humana de tachar de brujería aquello que no entendemos (y los responsables se encargan de dificultar cada día más para alejar del ciudadano normal la comprensión de su sistema financiero). Estoy hablando de las agencias de calificación, empresas privadas a las que se paga para que hagan el trabajo sucio de meterse en las entrañas de los componentes del sistema, analizar y sacar conclusiones sobre la rentabilidad del mismo.

Vienen a ser los operarios que reparan las máquinas que mantienen viva a Sión, a las que el resto de ciudadanos de la ciudad les importa un pimiento cómo funcionan. Sólo quieren que funcionen y les mantengan vivos.


De su historia podemos deducir que sus fundadores a principios del siglo XX tuvieron la idea genial de hacerse imprescindibles dotándose a sí mismos de una confianza que ninguna otra institución podía igualar: independientes, privados, objetivos y asépticos. De esta forma, con el paso de los años, y una vez perdida la confianza en otras instituciones públicas como la CNV, y con el reciente paso adelante de la globalización, se han convertido en empresas multinacionales que analizan y evalúan desde productos financieros de bancos hasta rentabilidad de inversión en países enteros.

Como hemos dicho, la bolsa y la economía no son matemáticas, es confianza. Ellas se alzaron con esa confianza y en ella confían los inversores para poner su dinero en un producto o un país u otro. Por extensión, son responsables de la caída económica de empresas y países. Y, por supuesto, también de su ascenso. Se han convertido en parte del sistema.

Es inevitable que la corrupción (en este caso, también llamada “mirar hacia otro lado”) se asiente en este tipo de instituciones. Si un individuo o empresa que trabaja en una empresa de calificación tiene intereses en alguna inversión, la consecuencia de falsear los datos para favorecer esos intereses es inmediata.

Se dice que la burbuja inmobiliaria es la responsable de la crisis actual. La realidad es que la crisis inmobiliaria es sólo una consecuencia. Si no se hubieran hecho préstamos a quien no lo podía devolver, si no se hubieran calificado positivamente algunos productos financieros en los que se contenía esa deuda imposible de asumir por nadie, si no se hubieran comprado esos productos tóxicos en el mercado internacional repartiéndose por el mundo, si con esos avales de crecimiento no se hubieran realizado inversiones que ahora están paralizadas o anuladas, si no se hubieran creado empresas satélite a esas inversiones, si no se hubiera contratado masivamente a gente con sueldos de ensueño para funciones no muy definidas, si esa gente no hubiera invertido a su vez en mejorar su calidad de vida invirtiendo en coches nuevos cada dos años, casas por encima de sus posibilidades endeudándose en hipotecas a cuarenta años o vacaciones a todo trapo…


La trascendencia de todo es que tanto en el inicio como en el final de esta cadena de acontecimientos está la ambición desmedida, la nula previsión y el vivir como si el mundo se fuera a acabar mañana, la cual es también una tendencia muy humana. Las preguntas son: ¿dónde estaban los que se supone que tienen que supervisar este proceso para que el flujo económico no rompa la tubería del sistema financiero? ¿Por qué los gobiernos consintieron enriquecimientos masivos, polarización del capital, cuando el verdadero crecimiento nacional estaba muy por debajo de esos datos? ¿Por qué no se auditó (o investigó) la consecuencia obvia de que si uno crece un 25% otro decrece un 15% y tiene que cerrar, pero no lo hace?

Ya hablaré de la crisis financiera (de los bancos y la bolsa), verdaderos culpables de esta situación, que consiguieron transformarla en crisis económica (de los países y sus ciudadanos). Donde está el problema actual, y me atrevo a realizar una predicción, es que las mismas empresas, las mismas instituciones, los mismos responsables de la crisis actual, siguen ahora en los mismos puestos, dando arrogantes su opinión sobre cómo se han de hacer las cosas. Los humanos tenemos dificultades para entender la ambigüedad, necesitamos reducir la amplitud y personalizar. Madoff sólo fue un cabeza de turco, la demonización en una cara y unos hechos en un culpable al que acusar de todos los males. La cuestión es que el timo de Madoff representa un 0,000….0000001% de la deuda actual.

Como se ha dicho, las empresas de calificación son parte del sistema, pero se han quedado fuera del problema. No supieron, o no quisieron, ver la insostenibilidad de la dinámica financiera nacional e internacional, supeditaron sus conclusiones a los intereses de quien les pagaba, se eximieron de culpa alegando su objetividad, y, contra todo pronóstico lógico, siguen aclamándose como garantes de la asesoría en inversión.

Y contra todo pronóstico, se les sigue dando crédito. Nadie recuerda su error con Enron, nadie les juzga por la pérdidas de Lehman Brothers, que solventaron con una leve disculpa justificada mientras ellos se seguían enriqueciendo, quién sabe si por invertir correctamente gracias a su información privilegiada. Los humanos también somos animales de costumbres.

Y tienen la poca vergüenza de rebajar la calificación a la deuda de España tras meses de retraso lanzando globos sonda, donde ningún banco ha cerrado por la crisis, no así como EEUU, y eso que la banca española superó con creces las pruebas de resistencia a las que se  le sometió. Justo al día siguiente de una huelga general y el mismo día que se presentan los Presupuestos Generales del Estado para 2011.

Ahora está por ver quién se aprovechará de esta noticia, de esta calificación de dudosa fiabilidad para el sentido común (nada que ver con el juego económico, financiero y político), en plena precampaña electoral municipal y autonómica, y con un crecimiento incipiente que, por los motivos que sean, no interesa que siga su curso.

PD: cuidado, no defiendo el sistema económico, ni siquiera el español. A buen entendedor...

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Discriminación positiva



Que se define como dar ventaja a las minorías.


(pausa para rascarse la cabeza con aire perplejo)




El 6 de noviembre de 2009 se estrenaba Celda 211, con gran éxito de público y crítica, ascendiendo rápidamente escalones hasta situarse como número uno de recaudación. 8 premios Goya más el reconocimiento internacional confirmaban su éxito y calidad.



"Lope" es un biopic dirigido por el brasileño Andrucha Waddington que narra parte de la vida del escritor Lope de Vega, de forma libre pero intentando mantener el rigor histórico. Estrenada el 3 de septiembre de 2010, su recaudación fue más bien discreta y ni de lejos llegó a los 13 millones de euros que costó.



"También la lluvia", dirigida por Icíar Bollaín, parte de un guión de Paul Laverty, habitual del británico Ken Loach, y padre de los tres hijos de la cineasta. Se estrena el próximo 7 de enero de 2011. Ambientada en Bolivia, no tengo ni idea de qué va.



Además, Alex de la Iglesia estrenó en la Mostra de Venecia su última película "Balada triste de trompeta", dejando ojipláticos a público, crítica y jurado. Se le premió con el León de Plata a la mejor dirección y el premio al mejor guión. Además, en la película del director mejicano Alejandro González Iñárritu "Biutiful", con financiación española y rodada en Barcelona, el actor español Javier Bardem ganaba el premio al mejor actor.


El 15 de septiembre se decide que las tres primeras películas opten para la nominación a los Oscars. La película de Alex de la Iglesia se queda fuera de la lotería (en palabras del mismo "soy el director de la Academia de Cine y acabo de ganar dos premios en Venecia, habrá que dejar algo para los demás, ¿no?") y ni siquiera se contempla la posibilidad de que la película de González Iñárritu opte a los premios al ser una coproducción con México.


También se da la circunstancia de que el actor gallego Luis Tosar actúa en las tres películas nominadas, que el actor argentino Alberto Ammann actúa en dos, y que la directora Icíar Bollaín es la vicepresidenta de la Academia de Cine. 


No olvidemos también que las películas nominadas han de ser estrenadas durante al menos una semana antes del 30 de septiembre del año en curso para ser nominadas. Para solucionar la incongruencia, "También la lluvia" realiza un estreno técnico en una pequeña sala comercial. Se llama 'estreno técnico', no confundir con el comercial, que será en enero. No pasa nada, Garci lo hacía hace años en Talavera de la Reina (Toledo), hasta donde iban Aznar y señora para no perderse el estreno.


El 28 de septiembre descubrimos que la película que opta a la nominación para los Oscars por el cine español es "También la llluvia", de Icíar Bollaín. "Biutiful", que quedó fuera de las quinielas por España, es la elegida por México.


(otra pausa para arquear las cejas)



PD: Como homenaje a la que, para mí, debería ser la que optara a la nominación:


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Que no hay cuchara

Te hace pasar a un peqeño piso en la quinta planta del edificio. Parece un piso normal, incluso pobre, pero allí se respira un ambiente que te gusta. Hay varios niños jugando en el suelo. Te sorprende como uno de estos niños se dedica a doblar una cuchara nada más que mirándola.


 De repente, el niño se vuelve hacia ti y se queda mirándote fijamente. 
- No hay que intentar doblar la cuchara, eso es imposible. En vez de eso sólo procura comprender la verdad
- ¿Qué? -dices ante las palabras del niño. Te has quedado sorprendido- ¿qué verdad?
- Que no hay cuchara
- ¿No hay cuchara?
- Si lo haces verás que no es la cuchara la que se dobla, sino tú mismo


- ¡Venga Neo! -te llama Morfeo- El Oráculo te espera.