0 comentarios

Revolución

Es alucinante cómo se han organizado en Egipto para luchar por su libertad. Está claro que esto no se quedará sólo aquí y en Túnez, ya empiezan a brotar embriones de protestas en otros países, en los que el absolutismo medieval en el que se veían atrapados comienza su canto del cisne.


Los países árabes están despertando de su letargo medieval (la Hégira sucedió en el 622 de nuestra era, ahora están en el 1488) y comenzando su propio renacimiento. ¿Y occidente qué hace? Mantenerse alerta, preocupado por las fluctuaciones del precio del crudo, dando cobijo a sus protegidos y esperando para imponer su democracia.


Desde Egipto se pide la no intervención, sólo que les dejen en paz luchar por su país y por sus libertades, de forma admirable.

 Este post me sirve también para afirmar mi asombro por el nivel de civilización en estos países plutocráticos donde la gente se echa a la calle a defender su libertad. La cadena Al Jazeera comparte sus contenidos con  Creative Commons, quizá porque les preocupa poco la guerra de audiencias y derechos, y quieren que se vea lo que sucede en todo el mundo.


Tenemos suerte de ser testigos de estos hechos prácticamente en tiempo real. Poco importa si la chispa la encendió Wikileaks, se propagó por FaceBook y explotó en los smartphones. Islandia es un ejemplo de revolución occidental moderna, promovida a través de golpes de cacerola: un país harto de que le tomen el pelo, que los mismos que les han arruinado les convenzan de que les van a sacar de la crisis. 


Algo está cambiando en el mundo. Esta revolución no es sinónimo de sangre, fuego y ruido de sables, hay otras maneras de cambiar el mundo. Leído hoy en twitter: 
Occidente repite el error de Túnez: no sabe quiénes son los buenos. Fácil: los buenos son siempre los que defienden la libertad
Actualizado a 31 de enero: sigue siendo emocionante

0 comentarios

Servilismo

Hoy vamos a hacer un pequeño ejercicio de integridad periodística.


Supongamos, Dios no lo quiera, que un alto cargo de una importante entidad financiera con beneficios récord incluso en medio de una crisis como la que estamos sufriendo, es salpicado por algunas acusaciones de estafa procesal y acusación falsa, y, 17 años después, es condenado a abandonar su cargo e inhabilitado para ejercerlo en cualquier otro sitio. Es decir, es declarado culpable de un delito.


Obviamente, en cualquier país, esto sería la carnaza de cualquier medio de comunicación que se precie de llevar tal nombre. Incluso, con la que está cayendo, sería un símbolo, un cabeza de turco tipo Madoff al que acusar de todos los males que asolan el estatus del mundo occidental.

No es así en España, este país de prensa independiente y plural que presume de libertades frente a las tiranías del absolutismo yanki. Dos días desde que saltó la liebre de la noticia de la sentencia a favor de condenar al señor Alfredo Sáez, a la sazón consejero delegado del Banco Santander, y sólo encuentro meras reseñas puntuales y descuidadas en las ediciones digitales de los primeros periódicos españoles. Pondría capturas de pantalla, pero ¿para qué, si no sale? La referencia en El Mundo enlaza a su sección de pago Orbiyt, la de El País enlaza al acto de chulería de permanecer en el cargo hasta que se pronuncie el TC (nota, por cierto, sin firma), un breve en el ABC con más de 24 horas sin actualización, etc etc. Sólo Público da un poco más de la escasa información disponible, al aportar datos de archivo sobre otras condenas y condenados.

Bien, ¿qué hemos aprendido hoy? Fácil, que los contratos por publicidad son muy jugosos e incluso las declaraciones de la mujer de alguno de los protegidos de la entidad pueden ser incluso más interesantes periodísticamente que la noticia sobre la misma entidad. Eso sin contar que seguramente la industria detrás de estos medios de comunicación es cliente o servilista de la susodicha entidad financiera.

Corren tiempos extraños para la independencia periodística, hamijos. Leo en Paper Papers que el problema es la exclusiva que El Mundo tiene con esta noticia. No sé yo si el problema es sólo éste.


3 comentarios

Destino poético

Dicen que las casualidades no existen, que todo pasa por algo. Puede que sí, puede que no. Lo que sí se ve de vez en cuando es una especie de “destino poético” basada en las casualidades o, qué demonios, el destino.

Gabrielle Giffords es una congresista de los Estados Unidos, tristemente famosa en estos tiempos por haber recibido un disparo en la cabeza por un chico fuera de sus casillas en Tucson, Arizona. Ella de momento ha sobrevivido; seis muertos no pueden decir lo mismo.

A pesar de ser miembro del Partido Demócrata y defensora de la reforma migratoria, la investigación con células madre y las energías alternativas (es decir, ser moderadamente progresista), Gabrielle Giffords también es una defensora de la Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana. Y también de ser la orgullosa poseedora de una Glock 9 milímetros y jactarse de “ser buena disparando”. Como quien dice tener haber reventado el récord del Gran Turismo, ahí es ná.

Desgraciadamente, el sentimiento yanki por la posesión de armas es algo educacional, que, a pesar de las denuncias por todas partes y la locura colectiva en los USA (que no se produce en Canadá, a pesar de existir más armas en circulación) es difícil de arreglar. Los motivos, los explica estupendamente Michael Moore en su corto dentro del magnífico documental “Bowling for Columbine”.



El “destino poético” lo encontramos en dos vertientes. Una, en que Gabrielle Giffords fue abatida por una Glock 9 milímetros como la que presumía tener. Arma que, por cierto, ha aumentado sus cifras de ventas desde el atentado. Dos, en que una semana después del atentado, la orgullosa Feria de Armas 'Crossroads of the West' celebra su congreso anual en Tucson, Arizona. Mientras tanto, los empleados municipales se afanan en limpiar los restos de sangre y masa encefálica seca del suelo del supermercado donde ocurrieron los hechos.

¿Se han vuelto locos? ¿Buscan aprovechar mediáticamente el suceso para aumentar su popularidad? No, no es necesario. En realidad la feria estaba prevista desde mucho antes, los asesinatos parecen una salvaje performance involuntaria para reventar las taquillas.


Un país del primer mundo, que es cabeza de guía para todo el mundo occidental, no sólo económicamente sino cultural y militarmente, se permite el lujo de defender el derecho a tener armas (uno de cada cinco norteamericanos tiene una) y ser mucho más laxo con la obligación de la educación (también tiene una tasa de analfabetismo cercana al 5%).
Gasto en educación %PIB
 Pero claro, el negoci es el negoci