#SpanishRevolution IV - Ah, ¿que sigue?

Muy grande Mel
 Después de esta intensa semana, tocaba despertar del sueño de libertad en el que hemos vivido. El sábado en la #acampadaHuelva, un chico que se encontraba en Barcelona dijo la que posiblemente es la reflexión más demoledora y que mejor refleja todo esto: "Todo me gusta menos una cosa: estamos viviendo una utopía, y sé que una mañana despertaré y la utopía habrá acabado. No quiero pasar el resto de mi vida recordando algo que tuvimos y no volverá"
Fotón de Jacobo Méndez Díez,
pasará a los libros de texto
Para el recuerdo deben quedar las imágenes icónicas de un conato de revolución pacífica. La imagen del Ché Guevara, Jimi Hendrix o Bob Marley, forran hoy carpetas universitarias reivindicativas, pero ni siquiera se sabe qué reivindicaban ni el contexto en el que se hacía. Las fotos, algunas, son de Pulitzer. Las acciones, como el uso de las nuevas tecnologías en aprovechamiento de la comunicación, como retransmisiones en directo a través de 3G y/o móviles, han sido un ejemplo de uso práctico, de lo que el público, al que normalmente las empresas tratan como idiota, puede hacer.



 Imágenes enviadas en directo por mi amigo Fer desde #acampadaSol
¿Y ahora qué hacemos con todo este material? Pues pasará lo de siempre. Al estilo "movida madrileña", fotógrafos aficionados publicarán libros con los que hacerse un nombre, sin importar demasiado el talento en beneficio de estar en el lugar adecuado. Alguien hará un documental, incluso se enmarcará el movimiento en literatura y cine, y se creará otro icono mediático, esta vez   para forrar las carpetas de las generaciones venideras del siglo XXI. ¿O acaso os creeis que la imagen del beso tras el fin de la segunda guerra mundial estaba preparada?


Iconografía de la #SpanishRevolution

La respuesta de los medios, en mi opinión, ha sido bochornosa. Cual ojo de Saurón, tardó días en fijarse en lo que estaba pasando en la Puerta del Sol, así como en el resto de las ciudades de España, e incluso del mundo frente a las embajadas y consulados. En un principio se informó del extremo, de las presuntas ilegalidades. Después, se colocó la etiqueta 'perroflauta' al movimiento, seguido de 'antisistema' o 'abstentista'. Del facherío habitual me esperaba la respuesta habitual, e incluso la manipulación. Lo que me ha sorprendido es el efecto llamada de los medios tras la publicación en Público el jueves 19 de mayo, cinco días después de empezar todo oficialmente, de esta magnífica portada. 





Lemas de la #SpanishRevolution
Ahora me preocupa que ese ojo de Saurón se fije en otra cosa y el movimiento muera de olvido. Si el movimiento quiere seguir adelante, debe prescindir de todo tipo de iconografía. Al igual que ha rechazado colores, banderas o lemas, y ha cambiado inteligentemente los hashtags de twitter a diario, la vida de este movimiento se basa en la movilidad, en la rapidez de acción y en no perder su objetivo en ningún momento: la movilización del ciudadano. 

En la #acampadaHuelva he visto mucho curioso, mucha persona mayor, acérrimo de Intereconomía, mirando de lejos el campamento sin atreverse a preguntar. He echado de menos informantes a pie de calle, algo sencillo, ya que es el debate lo que se pretende promover. Incluso, he discutido con algún amigo y conocido, y hasta ahora nadie ha dicho nada en contra de lo que se plantea. Eso sí, el derrotismo es la respuesta habitual: "pero eso es imposible", "pero cómo se va a conseguir eso", "a ver cómo se reduce la corrupción", "cómo se van a controlar a los bancos si son los que tienen el dinero", "si eso ha sido así siempre, no se puede cambiar...".

Pues claro que se puede cambiar. Si no se hace, además de indignados, estaremos muy cabreados. Y también mejor organizados.


Dibujo de Ferrán Martín
Sigo pensando lo mismo: no es un movimiento para dar soluciones sino para pedir (exigir) la soberanía que pertenece al pueblo. Necesitamos una re-educación en este ámbito si queremos cambiar las cosas. Lo de éstos días sólo ha sido un destello de lo que se puede conseguir con tesón y continuidad, y más en la tradicionalmente dormida Huelva. La exigencia de mínimos, el 'qué', es muy simple:
  • NO corrupción
  • NO partitocracia
  • transparencia
  • representatividad
  • participación
El 'cómo' conseguirlo no es algo en lo que la #SpanishRevolution deba meterse. Si lo hace, comenzarán las divergencias. Ahora mismo la pelota está en el tejado de los políticos. En sólo siete días se ha conseguido más que en años de descalificaciones e insultos políticos, presumiblemente guionizados. Entiendo que los gestos deben venir de la cúpula política y se debe dar un plazo, quizá hasta el comienzo de la precampaña para las elecciones generales, que en principio parece que no se van a adelantar.
Dibujo de Malagón

Me preocupa qué pasará con los gropúsculos que obviamente se van a  formar en todas las acampadas. Ya dije que, aunque sea un movimiento sin líderes, quien más habla acaba por ser portavoz, y eso es lo último que debe se hacer. Acudir a medios de comunicación implica poner cara al movimiento, implica una explicación, una ideología, unos principios, una personalización, y ese es el error que, me temo, terminará por cometerse. Los medios de comunicación son los que deben ir a buscar la información al lugar donde está ocurriendo la noticia (y de paso recuperar algo del oficio a pie de calle). La voz debe ser la de todos. El consenso, el de mínimos. El tono, de exigencia, que para eso somos los que pagamos.

Distintas peticiones públicas, ninguna oficial

En la siguiente entrada del blog intentaré dar alguna pista sobre el origen de este movimiento y su rápido desarrollo en siete días. Pido disculpas si he infringido alguna licencia de difusión de material gráfico. He procurado citar las fuentes de todas las imágenes.

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