#SpanishRevolution VI - De resaca
La revolución se lleva en el corazón para morir por ella, no en la boca para vivir de ella
(Visto en el metro Colombia, atribuida al Ché)
Pasado el subidón y la resaca de la #SpanishRevolution, llega la hora de sacar conclusiones. Tres semanas después, las acampadas continúan, más mal que bien, mientras las acciones se están distribuyendo por los barrios y localidades pequeñas, y se está dando voz a aquellos que por edad o desinterés (o simple descreimiento) no se han apuntado al movimiento, o ni siquiera se han pasado por una asamblea o acampada.
La idea es buena, pero se sigue necesitando una organización. No es inventar nada nuevo, ni siquiera ceder a las presiones para identificar al movimiento de forma organizada. Por la parte que me toca, los medios piden una atención que no se les está dando, de forma que cuando reclaman entrevistas o reportajes, al no tenerla por no existir un protocolo, tienen que inventarse la noticia, con las consecuencias que todos conocemos. Es decir, la guerra por tu cuenta con doble peligro: no tener alguien competente de portavoz que le ponga voz y cara al movimiento y se dedique exclusivamente a ello, y el peligro de defenestración de dicha voz (ejemplos: César Cabo, Julian Assange, José Moreno) ejemplarizando las virtudes y defectos de la persona con lo que defiende. Manipulación mediática a precio de saldo, y nosotros, conscientes, permitiéndolo.
Tengo que reconocer que me siento ilusionado y decepcionado a partes iguales. Ilusionado, por haber descubierto dentro de las personas un deseo de cambio que sólo he visto dos veces en mi vida, ambas por la violencia terrorista: cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco el 13 de julio de 1997, y cuando explotaron los trenes en Atocha, el 11 de marzo de 2004. Por una vez en mi vida, he visto una conciencia de cambio con algo no relacionado con la violencia, sino con la democracia de forma pacífica y civilizada.
Decepcionado, porque por mucha horizontalidad que se desee, es necesaria una “jerarquía”, si no vertical, sí de responsabilidad. Decía Napoleón: “si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”. Y entre comisiones y grupos, entre cuyos miembros hay verdaderos expertos en fiscalidad, vivienda, finanzas, economía, sindicalismo, etc, pero también hay aficionados de visión unilateral que sólo aportan discrepancias al debate, anda perdido el movimiento en un afán cuya primera intención es darle voz a todo el mundo, pero que limita y no hace más que poner piedras en el camino del avance del movimiento. Sigo pensando que el pueblo ha cumplido su labor. Ahora es el momento de reflexionar sobre lo conseguido y dejar que los profesionales hagan su trabajo.
Decepcionado también, por volver a descubrir pretendientes al protagonismo, que se ven a sí mismos como representantes y portavoces del movimiento, sin respetar el tono aséptico y equitativo del mismo, en vez de aportar soluciones prácticas pensando en el mañana. Entiendo que la asamblea está para algo, precisamente para poner en común y hacer públicos tanto avances como decisiones en consenso. Sin embargo, veo líderes y motores autoimpuestos, que el borreguismo general del que no sabe lo que quiere hace que les sigan sin cuestionarse de dónde ha salido ese liderazgo. Cuestionar y evaluar periódicamente cada acción es parte del movimiento mismo, una forma de no perderse en los detalles y recuperar la esencia en cada asamblea.
Decepcionado, porque veo también un deseo de excesiva burocracia que clasifique y seleccione las acciones. Es humano tender a poner cada cosa en su sitio, pero aquellos que no encuentran un lugar destacado por su propia incompetencia, aquellos que nunca serán cabezas visibles pero siempre encontrarán sitio en el segundo plano, pasando desapercibidos mientras se llevan méritos que no les corresponden, sólo por estar en el momento adecuado en el lugar idóneo. Hace tiempo que descreo que todo el mundo sirve para todo. He comprobado demasiadas veces que hay personas que aunque se dedicaran a poner capuchones a los bolis, también lo harían mal. La empresa privada está llena de ellos, la pública ni te cuento. Creo que estas son las grandes rémoras del avance del movimiento, tan peligrosos o más que los que no hacen nada, incompetentes funcionales de profesión ocupando puestos “burocráticos” y haciendo que colaboran en comisiones y grupos, buscando no sé qué clase de méritos personales, igual convencerse a sí mismos que son útiles.
No tengo muy claro a dónde llevará todo esto, porque ahora mismo está en un punto de inflexión, tirando a bajo, del que depende tanto su futuro como la simpatía del público, fundamental para que esto siga adelante. Es como un avión de pasajeros, con algún ingeniero aeronáutico en el pasaje, en el que todo el mundo quiere ir a un lugar paradisíaco y organizar la subsistencia allí, pero nadie sabe cómo pilotar, y nadie pregunta si alguno de los ingenieros lo haría. La esencia de esto no es el viaje, la revolución, sino el destino, la democracia real. Hay que acallar el ruido de los que se han apuntado al carro porque no saben hacer otra cosa y tomar los mandos de esto, mandando a los que no aportan soluciones sino problemas a la cola del avión para que al menos su peso sirva para estabilizar la trayectoria.
Mi opinión no ha variado: se han de desmantelar las acampadas porque ya han cumplido su función, y emplear toda la fuerza y energías en organizar las distintas propuestas. La imagen que se está dando empieza a ser penosa en muchos lugares y se está olvidando esa máxima de la publicidad: "eres tan bueno como lo último que has hecho". No tenemos memoria histórica, sólo se nos recuerda por nuestras últimas acciones, y los medios interesados están recopilando toda la carnaza disponible para futuras movilizaciones.
Trabajemos con lo que ya tenemos y pensemos en el futuro.
Nota: he usado twits alegremente y los he publicado sin preocuparme porque Twitter es comunicación pública. No obstante, si alguno de los mencionados no desea que aparezca su nombre, lo borraré sin problemas.
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